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La evolución me enferma

Un adulto promedio pasa sentado entre el  50 y el 70 por ciento de su vida, y son pocos los que utilizan el resto de ese tiempo realizando alguna actividad física.  Si nos subimos a una máquina del tiempo para observar a nuestros antepasados de hace unos diez mil años atrás, podríamos ver que las costumbres son exactamente las opuestas. Más del 70 por ciento del tiempo lo pasaban activos. (Artículo publicado originalmente en  Muy Interesante . Marzo, 2013) Muchas de las características y comportamientos que en el pasado nos hacían más aptos, ahora nos vuelven inadaptados, porque el ambiente en el que surgió el género humano ha cambiado tanto, y tan rápido que es admirable que podamos seguir viviendo como lo hacemos. La ironía es que el mayor agente de cambio en nuestro entorno somos nosotros mismos. Volvamos a la máquina del tiempo, y retrocedamos 1,5 millones de años. Estamos en África, en una región de pastizales y parches aislados de arboles. Es una región tropical, e

¿Nos sigue afectando la desaparición de la megafauna hace decenas de miles de años?

Los animales gigantes suelen ser material de historias de terror o películas de catástrofes. Pero, hasta hace algunas decenas de miles de años, eran moneda común en cualquier ecosistema terrestre y marino. Las implicancias que tuvo su extinción en los ecosistemas globales se empiezan a conocer, y nos siguen afectando. Durante millones de años los ecosistemas de todos los continentes, ya sea sobre la tierra, o bajo el mar, contaban con animales de gran tamaño, al estilo de nuestros actuales elefantes o ballenas, sólo que algunos eran de mayor porte todavía, como los mamuts o el tigre dientes de sable. Pero desde hace unos 40 a 10 mil años atrás casi desaparecieron del mundo salvaje. La pérdida de la megafauna puede precipitar muchos y rápidos cambios ecológicos, pero también cambiaría el ecosistema a largo plazo. Los científicos están notando que estos gigantes son tan necesarios para los ecosistemas que su desaparición puede cambiar por completo esos paisajes. Si desaparecie

Somos 100 mil años más antiguos de lo que pensábamos

Descubrieron fósiles y herramientas líticas en Marruecos que llevarían la antigüedad del Homo sapiens 100 mil años hacia atrás, demostrando que ya hace unos 300 mil años habían aparecido los cambios biológicos que nos convirtieron en lo que somos hoy en día.  Cuando hablamos de Ser Humano, la mayoría de la gente suele referirse a nuestra especie. No está tan arraigada en el saber popular la existencia de muchas especies humanas a lo largo de nuestros casi 3 millones de años de historia evolutiva.  Nuestra especie Homo sapiens , tiene el mérito de haber sido la última sobreviviente. Las otras, o se extinguieron, o se mezclaron con la nuestra hasta quedar tan sólo representadas por algunos genes sueltos dentro del genoma de H. sapiens . Hasta la fecha, los restos fósiles más antiguos de H. sapiens eran unos cráneos descubiertos en Omo Kibish, Etiopía. Contaban con 195 mil años de antigüedad. Los descubiertos en Jebel Irhound, Marruecos, no sólo tiran la antigüedad

Guerra de los sexos en los genes

Los cromosomas X e Y, responsables por la determinación del sexo, están dando mucho que hablar en el mundo científico. El masculino Y, viene siendo rotulado como en peligro de extinción, y al parecer ambos cromosomas sexuales están enfrascados en una batalla evolutiva por la supremacía, según estudios recientes. Guerra de los sexos en los genes (Publicada originalmente en Muy Interesante. Marzo, 2016) La diferenciación en sexos, y la reproducción sexual, es casi tan antigua como la vida, se inició hace unos 3.500 millones de años, y consiste en la fusión de dos materiales genéticos diferentes en uno. Se trata de la forma de reproducción más exitosa en la naturaleza, al ser una forma de acelerar la aparición de nuevos materiales genéticos, lo que posibilita una mejor adaptación de las especies a los cambios en los ecosistemas en los que viven. Son ciertos genes cargan con el trabajo de elegir si un nuevo organismo será macho o hembra. En especies como la nuestra, y la